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miércoles, 1 de mayo de 2013

"EL banco me debe dinero"

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Una voz en off adorna el ambiente y le pone color a mi rutinario día, es el grito de un caballero que con un tono vacío de entusiasmo y ávido de enfrentamiento, le reprocha al cajero su nada eficiente servicio. El gemido rutilante de este ser anodino sirve de detonante para que se vuelva una tendencia increpar al cajero, como ola rugiente la masa tira furibundos dardos sobre el tipo que está atrás del grueso vidrio de un banco banco.

La gente reclama como turba, unos están siendo presas del enfado colectivo por empuje de fuerza, otros permanecen ajenos al problema, hay quienes reclaman entre dientes, yo me ubico entre quienes intentan no dejarse llevar por las amargas voces grupales.

A mi derecha la fila de servicios especiales, está por vaciarse, el cajero atrae a la última persona que queda en la fila, nosotros celebramos, ahora tendremos más ventanillas disponibles. De modo imprevisto, como por automatismo se hace un refill de tres ancianos más. Nuestra esperanza vuelve a la única ventanilla disponible.

“¿Por qué será que en los bancos siempre hay ventanillas vacías?, es decir, Siempre hay una o dos ventanillas habilitadas de veinte posibles.”

Mientras termino de hilvanar esta oración, una cajera amaga con abrir una ventanilla más, el mutismo es general, estamos a la expectativa de que se abra la caja, la tipa hace un ademán y en el preciso momento que pareciera que va abrir, un compañero la toma por detrás, la detiene, le dice algo y ambos se pierden atrincherados a través de las gruesas paredes.

Regresa a la ventanilla, el calor debe ser extremo para ella, está en desventaja, es todo el banco quemándola con la mirada, su ego se calcina. Su alma se inmola de vergüenza, pensaría uno que otro, pero no, el cajero es jachudo. Tiene esa piel especial para ignorar las miradas furiosas de clientes que seguramente están llegando tarde para alguna cosa.

“Vamos que viene el invierno” rompe el hielo un comensal de este banquete de desesperación, calor e irritabilidad, los dardos nuevamente amenazan al cajero, disparan, la gente está furiosa. Correa aparece en escena, su nombre es propuesto como el causante de este vendaval de impaciencia. El tipo de adelante tiene fajos de billetes, el de atrás es mensajero, todos nos la cogemos con el guardia.

Tengo media hora y todavía hay quince personas que me separan de mi fin de mes. Hay una sola ventanilla disponible de cuatro, una segunda está ocupada por los servicios especiales. Y una tercera amenaza con abrirse.

En un arrebato de eficiencia el cajero opera con mayor rapidez, la gente configura su cara, la cambia a versión amable y hacen borrón y cuenta nueva con el cajero, es como si le dieran una segunda oportunidad. Sigue avanzando la fila.

Bien! Ya quedan 3, 2, 1, #Bam, Soy el primero de la fila, pero, para mí sorpresa, no avanza, intuyo que pasa algo, pero no quiero pensar mal, Me relajo, pienso en el mar, cierro los ojos lentamente, alguien me toca la espalda, veo la figura fornida del guardia que me dice Señor su turno.

Avanzo apresuradamente, me atiende una cajera muy amable, con una sonrisa me recibe y me dice. “Señor, no tenemos sistema, vuelva en media hora”.

GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR….



Me deben dinero por mi tiempo, los bancos me deben dinero por mi tiempo, porque no hacen como las promociones de las pizzas, 30 minutos o gratis su transacción.

Es importante que los banqueros revisen sus procedimientos, de por sí, la clase banquera de este país ya es bastante impopular, les propongo algo señores de la bancocracia, dentro de sus sofisticados procedimientos, deben empezar a preguntarse ¿Qué podemos hacer para hacer sentir mejor a la persona que es nuestro cliente?, capaciten bien a sus trabajadores y mejoren de una vez el bendito sistema, habiliten cajas automáticas para ciertas transacciones, INVIERTAN.

Es hora de que el descontento popular quede en el pasado, pueden reposicionar su imagen. Ustedes son capaces, ya enfrentaron una debacle bancaria, podrán con esto.

@andreseliascom , para Ecuador a Pie. @Sillavacíaec


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