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jueves, 13 de junio de 2013

Regresé de un retiro espiritual, ahora que hago?



“El que aprende y aprende y no practica lo que sabe, es como el que ara, ara y no siembra” Platón

Luego de un retiro, tratamos de vivir en carne propia, lo aprendido y nos embargan las ganas de cambiar y superarnos. Tenemos un deseo ferviente de ser mejores, establecemos un plan de vida. La llama ardiente de la autoexhortación nos abrasa, pero en la mayoría de los casos no pasa de ahí. Eso sucede, cuando las palabras del predicador y las actividades del retiro llegaron a nuestras emociones, a nuestros sentimientos pero no a nuestro corazón.

La emoción efervescente post retiro suele ser muy consoladora, pero hasta ahí llegamos después de unos días, y, regresamos a la misma mediocridad de antes, solo que ahora creemos tener experiencia en el tema y la sabiduría de palabras hermosas, aunque inútiles.

En el recibimiento, generalmente recordamos los aspectos de nuestra vida que nos hizo reflexionar el retiro espiritual. Luego de unos días, transitamos por la senda de la auto motivación para regresar al escondite de la mediocridad.


Es el ciclo del hombre ordinario, siempre olvida sus propósitos y vuelve a ser como antes. Si quieres superarte, debes hacer todo lo posible para no regresar. Te diré un par de tips, que te ayudarán a caminar derecho a la senda del Amado.

Una vez que aprendas algo, proponte seriamente APLICARLO. 

No aceptes sin pensar las cosas que te digan porque sería igual como si no te las hubieran dicho. Solo cuando interiorices las verdades espirituales del catolicismo, las convertirás en verdad.

Al llegar a este punto, la intimidad espiritual es decisiva; debes encerrarte a solas con Dios. Debes esforzarte para que los conceptos penetren en ti. Llegando, inclusive a sacar sus propias conclusiones y su forma de aplicarlo a tu vida. Debes ser constante en aplicar los principios espirituales de amor, humildad, fe, etc a tu vida. La intimidad en el Sagrario es importantísima.

No le temas a la soledad, conozco mucha gente que le teme. He visto casos de personas que al verse expuesta a ella, prenden la tv,  radio, los juegos de video, o,  llaman a alguien por teléfono. Es gente que nunca deja el fango de la mediocridad. Aprende a encontrarte contigo mismo para disfrutar de su propia compañía. 

Una vez que la intimidad sea un hábito, deberás compartir tus conclusiones con las personas. No tengas miedo. Tu vida será el único evangelio que la gente leerá, si lo haces así, y predicas lo que vives, tu forma de comunicarte va resultar poderosa, porque hablará el corazón. Hablarás desde la coherencia.

Dios puede usar tu testimonio como una forma de hablar. Puedes salvar un alma perdida con el poder de tu cambio. Así que dicta charlas, talleres, cursos, da consejos, Amplifica el amor que Dios te ha tenido. Solo cuídate de no volverte un fanfarrón si no practicas lo que predicas. No te enorgullezcas de tus conocimientos, para hablar debes practicar constantemente la humildad y la intimidad con Dios.

Si así lo haces, aconseja sin miedo.

Se aprende mejor cuando se enseña a otra persona y lo aprendido se interioriza cuando se vive. Nunca comprobaras la eficacia de lo aprendido en un retiro hasta que no lo compartas.

Fui profesor de dos consagraciones a Jesús por medio de María bajo el método de San Luis María de Monfort. Comprobé lo que estoy escribiendo. Aprendemos mejor cuando enseñamos

Cuando empecé a dar clases de consagración, tuve la Gracia del Cielo de tener, una de las consagraciones más numerosas. Comprendí que podía enseñar de forma más efectiva a muchos más si los convertía en enseñantes. Cada fin de clase, me reunía con los líderes del grupo y les ampliaba lo aprendido, los animaba a ser misioneros católicos.

Entendí esta gran realidad: La mejor manera de conseguir que alguien aprenda es convertirle en enseñante.

Cuando enseñas aprendes mejor. Cada “semillita” (como yo les llamaba a mis alumnos) se convertía en un enseñante.

Si conviertes tus alumnos en enseñantes, nuestras acciones se multiplican. En el Observatorio Católico formamos líderes, estos amplificará el mensaje de forma más efectiva. Este perfil de estudiante hace que desplacemos nuestro punto de apoyo.

Cuando enseñamos a otras personas lo que estamos aprendiendo nos ayuda a adquirir implícitamente el compromiso social de vivir lo que enseñamos. Y naturalmente estaremos más motivados para vivir lo que aprendamos.

Saber y no hacer es en realidad no saber. Aprender y practicar en no aprender. En otras palabras, comprender algo pero no ponerlo en práctica, equivale a no comprenderlo. El conocimiento y la comprensión, solo se interioriza haciendo, aplicando.

Aplique a su vida lo aprendido.


La contemplación es una buena forma de conocerse a sí mismo, pero si no se lleva a la acción NO servirá de nada. “De qué sirve la vida espiritual si no mejoramos”. P. Joseph Marie Cassant.

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